martes, 17 de marzo de 2009

LOS EFECTOS SOCIALES DELTLC EN COLOMBIA

Unos dicen que el TLC generara en nuestro país un quebrantamiento social, otros más optimistas aseguran que el TLC sacará la economía de su postración reciente. Sin embargo, Unos y otros solo se empeñan en dar discursos ideológicos sobre el TLC, pero como es sabido de nada sirve las ideas cuando la realidad es otra.

El desprecio por las cifras conduce usualmente a la discusión ideológica estéril. Al dialogo de sordos. El debate acerca de los efectos del TLC sobre el empleo, en particular, parece ocurrir en un vacío empírico. Los más pesimistas predicen la destrucción de miles de empleos. Los más optimistas hablan de la generación de millones de puestos de trabajo. Algo similar ocurre cuando se debaten los efectos del mismo tratado sobre la pobreza y la distribución del ingreso: los pesimistas predicen un empeoramiento dramático mientas los optimistas pronostican lo contrario. Y ninguno repara en los argumentos de la contraparte.

Dada la polarización del debate, incumbe revisar algunos antecedentes que hacen ver los estragos del TLC en otros países. Hacer un repaso cuidadoso de la realidad con el fin de emitir un juicio objetivo sobre los posibles efectos sociales del TLC. Paradójicamente, la realidad contradice tanto las sombrías predicciones de la izquierda como los radiantes escenarios de la derecha. La evidencia sugiere, en particular, que los efectos sociales del TLC serán mínimos: el empleo aumentará marginalmente y la distribución del ingreso permanecerá inalterada. En otras palabras, el repaso de la evidencia empírica constituye una suerte de anticlímax. Quizás la metáfora más adecuada sea la de un partido de fútbol cuyo marcador se sabe de antemano (cero a cero) y cuya acción no está en el campo sino en las graderías, donde los ideólogos intercambian ideas.

La evidencia empírica se ha dividido en tres partes para facilitar su comprensión. Primero, se repasa la experiencia latinoamericana durante las dos décadas precedentes, período en el cual la mayoría de los países disminuyeron de manera unilateral (y radical) las barreras al comercio. Luego se estudia la experiencia mexicana durante los últimos diez años, período que coincide con la vigencia del acuerdo bilateral de comercio con los Estados Unidos.
Ahora bien, consideramos que el TLC no es una salvación como no lo quiere hacer ver nuestro presidente, pues creemos que en este momento de crisis en que nos encontramos es difícil recibir una avalancha de productos que inunde nuestros mercados y que deje a los propios colombianos sin una fuente de ingresos económicos.
¿Será que si firmamos un TLC con EEUU la crisis que éste esta viviendo no afectara nuestro país?
¿Será que EEUU es igual que hace diez años?, hoy sabemos que no.

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